La localidad burgalesa comienza a calentar sus hornos de leña para acoger un año más las Jornadas del Lechazo Asado
Nos situamos al sur de la provincia de Burgos para poder vivir de cerca la cultura, el paisaje y la tradición de la Ribera del Duero. Y fijamos nuestro destino en Aranda de Duero, la capital de la comarca y una de las localidades más grandes y de mayor tradición enogastronómica. Este año celebra la duodécima edición de una de las festividades más populares las ‘Jornadas del Lechazo’, donde poder disfrutar de uno de sus manjares estrella ‘el lechazo asado’. Por su situación geográfica Aranda de Duero siempre ha sido considerada como punto de encuentro, de referencia y de paso para mercaderes y viajeros de norte a sur y de este a oeste de España, al estar muy próxima a las capitales de provincia como Burgos, Valladolid, Palencia y Madrid. Considerada villa realenga desde el siglo XIII, cuenta con un gran peso histórico y cultural del que hoy hace alarde. Allí se celebró el Concilio de Aranda, para reformar las costumbres del clero en 1473, y fue morada y lugar de reposo de la realeza, como fue el caso de la Reina Juana de Castilla o la Reina Isabel de Portugal, que residió en la famosa ‘Casa de las Bolas’.
Otro de los acontecimientos históricos más destacados fue la creación de un plano de la ciudad, que está considerado uno de los más antiguos de España por estar dibujado en 1503, además de ser un modelo para la construcción de las ciudades del Nuevo Mundo. Gracias a la elaboración de éste, se puede apreciar como era la Aranda de aquella época, un pueblo integrado por tres culturas la cristiana, la judía y la musulmana.
Aunque hay que resaltar que dos de sus mayores atractivos son el gastronómico y su fuerte tradición por la cultura del vino. Una costumbre que ha sabido trasladar por todo el territorio nacional con la promoción y venta de sus caldos desde antaño cuando, cientos de carretas salían de Aranda transportando los pellejos de vino diariamente, llegando a ser el principal sustento de la economía arandina.
La necesidad de almacenar tanta cantidad de caldo, obligó a los lugareños a construir una gran red de pasadizos subterráneos que abarcaban la mayor parte de la localidad, creando así una gran tela de araña de bodegas. En la actualidad se conservan 14 kilómetros de estas despensas del vino bajo tierra, algunas privadas y otras a la vista para el disfrute de los viajeros.
Y para hablar de gastronomía, hay que centrase en uno de sus productos estrella ‘el lechazo asado’, un cordero de 22 días, pequeño, de carne blanca y de raza churra. Unas condiciones que lo hacen único y que sólo se consiguen en terrenos de pastos frescos como los que rodean Aranda.
Y es precisamente este ‘manjar’ el actor principal de una de las festividades culinarias más destacadas de todo el año, en la zona de la Ribera del Duero, las Jornadas del Lechazo Asado que durante todo el mes de Junio celebran su duodécima edición. Y lo hace con un menú especial basado en el famoso lechazo cocinado en el tradicional horno de leña, torta de aceite y ensalada, regado por vino de la D.O de la Ribera del Duero. De hecho, uno de los lemas de la localidad es ‘Aranda de Duero, tierra de vino y cordero’.
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