Bodegas Arzuaga, a través de mis ojos
Gastronomía & Vinos - Vinos


Por  Sonsoles Rosado Romero



Son muchos los años, más de 40 pasando por la Ribera del Duero, desde la ciudad donde resido a la tierra donde me vio nacer, innumerables viajes y kilómetros.


Desde muy pequeña, en esos viajes contemplaba como cambiaban los paisajes, pueblos de las diferentes provincias por donde paso a través de los años desde la ventanilla del coche familiar y que desde hace años lo hago con mi coche.


Desde bien pequeña me ha gustado la cultura del vino, gracias a los innumerables viajes por la Ribera del Duero, ver las cepas, sus cuidados, la vendimia que con tanto mimo hacen al recoger la uva que se convertirá en vino, he parado varias veces para ver como recogen la uva y da gusto verlo.


Sobre 1987 si la memoria no me falla, comenzaron a plantar viñedos en la Finca La Planta, en el término municipal de Quintanilla de Onésimo en la N-122 que cruza toda la Ribera del Duero. Esta finca de pinos, encinas y sabinas, hierbas, fauna de ciervos y jabalíes y cuatro piedras a la entrada ya que en mis viajes veía y me quedaba con todos los detalles. Entre 1990 y 1993 la familia Arzuaga Navarro se instauró, entrando en la D.O.Ribera del Duero. En esos años se construyó la bodega, allí donde hacía alusión a las cuatro piedras, un edificio de diseño francés de piedra precioso, en medio del edificio su campana que cada vez que pasaba me quedaba admirada y echaba mi imaginación a volar.


Plantaron cepas de uva tempranillo, donde el sol les da todo el día y la humedad de la noche hace de una uva inmejorable para convertirlo en vino.


Poco a poco y con los años la Bodega Arzuaga se ha convertido en un proyecto sólido, dando paso a un complejo enoturístico y hostelero, primero con la construcción de la bodega, después con su cafetería, catas, vistitas a las bodegas y venta de vino, para años después construir en la parte trasera un hotel spa cinco estrellas.


Los laterales del edificio principal fueron ampliados no hace mucho con diez arcos más en piedra, donde se encuentra el Taller gastronómico Arzuaga y las salas de catas. Es muy lindo el pasadizo de botellas y luces que une la cafetería con el taller a ambos lados, haciendo una conjunción entre el edificio principal más antiguo a lo último construido más moderno.


Su decoración es muy delicada durante todo el año, no falta ningún detalle. En Navidad, su iluminación hace que se vea desde bien lejos desde la carretera, sus adornos naturales a la puerta de la entrada principal, su árbol interior de gran altura, decorado con unas bolas doradas y rojas.


Los hermanos Ignacio y Amaya han tomado el mando de las bodegas de sus padres, Florentino y María Luisa con ilusión y dedicación, dándole un aire más moderno sin romper con el proyecto que sus padres iniciaron en el año 1990. Amaya dedicada ahora a las bodegas y conocida diseñadora, sigue con su faceta del diseño dándole nuevo color al etiquetado de las botellas, entre su trabajo del Taller gastronómico galardonado con una estrella Michelin y el Hotel spa.


He tenido el placer de estar en esta bodega varias veces, que desde bien pequeña he podido ver como se levantaba tras tantos viajes, es encontrarte en casa, es muy acogedora y el trato de su personal es inmejorable.


Hace bien poco pase y estaba su personal por el viñedo viendo como iban creciendo las cepas, sus primeras hojas…


Esta bodega para mí es muy especial, ya que con el paso en mis viajes y los años he podido ser testigo de su construcción desde que en la finca La Planta sólo había arboles al complejo enoturístico que es hoy, a través de mis ojos.