Las Islas de Tahitì: mucho más que sol y playa
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La Polinesia Francesa es un lugar excepcional para los aficionados al senderismo



Las Islas de Tahiti son conocidas mundialmente por sus hermosas playas coralinas de arena blanca, sus aguas azul turquesa y sus cálidas temperaturas. Pero, además, sus archipiélagos ofrecen un sinfín de atractivos y actividades para los amantes de la naturaleza, el deporte y la cultura.


La oferta de actividades de Las Islas de Tahiti es de lo más amplia y variada, dispuesta a satisfacer a los turistas que, además de relajarse en los resorts, disfrutar de las playas y degustar la gastronomía local, busquen conocer y descubrir sus tesoros naturales y culturales. Para ello, hay tres actividades muy recomendables que deben tener en cuenta. 


1. Rutas de senderismo


La Polinesia Francesa es un lugar excepcional para los aficionados al senderismo, con múltiples rutas para disfrutar de su naturaleza salvaje. Estas transcurren a través de frondosos bosques tropicales, majestuosas montañas y exuberantes valles, desde donde se pueden contemplar unas extraordinarias vistas panorámicas. Los caminos muestran la riqueza de la fauna y la flora que pueblan el interior de las islas, algunas de ellas autóctonas, además de las idílicas cascadas que albergan sus montañas. A su vez, estos recorridos permiten sumergirse en su historia, pues muchos incluyen la visita a antiguos vestigios de la civilización Mā'ohi.


Algunos de los lugares más emblemáticos para hacer excursiones de senderismo se pueden encontrar en la isla de Tahiti, en el archipiélago de la Sociedad. Existen diferentes rutas en función del grado de dificultad del recorrido. Aquellos que deseen disfrutar de un relajado paseo en familia pueden visitar el valle de Papenoo, formado por el derrumbamiento del cráter del volcán Tahiti Nui. En este valle se encuentran numerosas estructuras arqueológicas, antiguos asentamientos, minas de basalto y terrazas agrícolas.


Quienes busquen una experiencia más exigente pueden ascender a la cima del monte Aorai, situada a 2.066 metros de altitud, que ofrece unas amplias vistas de la isla de Moorea.


Asimismo, otras islas también disponen de interesantes recorridos, como son el Col des 3 Pinus en Moorea, el monte Popoti y el sendero de la Traversière en Bora Bora, el motu Auira en Maupiti, el marae Maeva en Huahine y la cresta de Rikitea en Mangareva. 


2. Submarinismo


Los apasionados del submarinismo encontrarán su paraíso en Las Islas de Tahiti. Bucear en las profundidades de sus aguas es una experiencia inigualable. En ellas se pueden ver delfines, tortugas, más de veinte tipos diferentes de tiburones, mantarrayas, ballenas y más de mil variedades de peces. Sus fondos marinos son tan impresionantes y únicos en el mundo que uno de ellos, el atolón de Fakarava, ubicado en el archipiélago de Tuamotu, fue designado Reserva de la Biosfera en 2009. Este atolón, además alberga algunas especies poco comunes, como la tortuga carey y el cangrejo cocotero.


Las aguas de la Polinesia Francesa también albergan excepcionales arrecifes de coral, con más de 150 especies distintas, que crean magníficas lagunas alrededor de las islas. Bora Bora, Moorea, Taha ‘a y Raiatea deslumbran a sus visitantes con sus lagunas, pero, sin duda, la más impresionante está en la isla de Rangiroa, el segundo atolón coralino más grande del mundo. 


Los submarinistas también pueden explorar antiguos pecios (restos de naves naufragadas). Un lugar especial para hacerlo es Moorea, pues en sus aguas yacen los restos de un hidroavión, una avioneta y una vieja goleta, que solían ser empleadas para el abastecimiento entre las islas. 

 

3. Rutas culturales 

 

Para los amantes de la cultura, existen multitud de lugares interesantes para visitar, entre ellos varios museos donde conocer la historia de Las Islas de Tahiti, o aprender sobre las diferentes especies terrestres y marinas que pueblan el destino.

 

El primero de ellos es el museo de Las Islas de Tahiti, ubicado en la isla de Tahiti, conocido como Te fare Mahana. Es un lugar ideal para sumergirse en su patrimonio cultural, de más de un milenio de antigüedad. En él se conservan piezas arqueológicas de los antepasados tahitianos, y se organizan distintas exposiciones y eventos que permiten profundizar en el conocimiento de su cultura. 


Los que quieran saber más sobre la naturaleza que albergan las islas, no pueden dejar de visitar el Te Fare Natura, en Moorea, un ecomuseo que ilustra a sus visitantes sobre la flora y la fauna terrestre y submarina que pueblan este destino.  

 

Algo que no sorprenderá a nadie es que Las Islas de Tahiti cautivan a sus visitantes, tanto es así que algunos escritores, pintores y cantantes que las descubrieron decidieron echar raíces en ellas, y han dejado una importante huella en su historia.  

 

Uno de ellos fue el escritor James Normal Hall, quien contribuyó a dar a conocer la Polinesia Francesa a través de sus obras literarias. Se puede visitar su casa museo en Arue, a pocos kilómetros de Papeete, la capital de Tahiti. 

 



Otro de estos artistas fue el pintor francés, Paul Gauguin, el cual tiene un centro cultural con su nombre en las Islas Marquesas, en Hiva Oa. Aquí, hay una exposición permanente de sus obras, además de una recreación del estudio donde pintaba. 


En este mismo pueblo, se encuentra el centro cultural dedicado al cantante Jaques Brel, otro artista enamorado de estas fascinantes islas, y gran aficionado a la aviación, donde se conservan los aviones que él mismo pilotaba.

  

Sobre Las Islas de Tahiti


Rodeadas de aguas cristalinas, Las Islas de Tahiti ofrecen una belleza natural, una cultura isleña perfectamente preservada y un estilo único. El destino es conocido mundialmente por sus playas de arena blanca, sus lagunas turquesas y paisajes que van desde atolones de coral hasta picos volcánicos. Además cuenta con diferentes tipos de alojamiento: hoteles de lujo con bungalows sobre el agua, villas, pequeños hoteles familiares, alquileres vacacionales, o incluso yates, catamaranes, y cruceros. Las Islas de Tahiti están todas unidas por el Mana, esta energía vital, esta fuerza espiritual que rodea la vida cotidiana de los polinesios.


El Mana puede verse, tocarse, saborearse y sentirse, y es solo yendo a Las Islas de Tahiti que entendemos por qué se llaman: Las Islas del Mana.