Valonia, un territorio con ciudades ideales para escapadas cortas Imprimir
Viajes - Visitas a Lugares


Es una de las tres regiones que componen Bélgica


La región valona, a través de sus cinco provincias, está ‘salpicada’ de localidades idóneas para realizar un city break durante las vacaciones de Navidad o el puente de diciembre. 


 Valonia, la región del sur Bélgica, se alza como un destino turístico atractivo situado en el corazón de Europa. La zona valona presentó ayer en Madrid una ciudad 'icónica' de cada una de sus cinco provincias; provincias que representan su esencia y que la convierten en un destino para hacer viajes emocionantes pero cortos, en días como el puente de diciembre o de las vacaciones de Navidad.


Namur, la capital valona


Es la urbe de Valonia que más tiempo requiere para ser explorada - aunque no la más poblada, que es Charleroi-, ya que tiene varios atractivos turísticos que se reparten por toda su área: 

La Ciudadela de Namur y los 7 kilómetros de túneles subterráneos, que la convierten en una de las fortalezas más grandes de Europa. Esta zona también alberga un centro de exposiciones que muestra la evolución arquitectónica de esta zona de la ciudad.

Los ríos Mosa y Sambre confluyen en la capital de la región y permiten realizar muchas actividades acuáticas, como kayak. También es posible la navegación de pequeños cruceros.

Uno de los productos capitales de la gastronomía belga, las patatas fritas, fueron inventadas en Namur, según cuenta una antigua leyenda. En el invierno del siglo XVIII, los habitantes de Namur decidieron cortar trozos de patata en forma de pescado y freírlos, hecho que dio lugar un ingrediente delicioso para todos los paladares y esencial de la cultura culinaria belga y valona.


Lieja, una urbe de contrastes a 20 kilómetros de la frontera


La capital de la provincia con el nombre homónimo es una ciudad de contrastes. Por un lado, Lieja alberga una arquitectura fascinante, como la que muestra la ultramoderna estación de trenes de Lieja (estación de Guillemins), obra del arquitecto español Santiago Calatrava. Otras piezas arquitectónicas imprescindibles son el Palacio de los Príncipes Obispos o la Real Ópera de Valonia. Aunque Lieja es una ciudad que se ha adaptado a los cambios del nuevo milenio, conserva un centro histórico ‘salpicado’ por estos edificios antiguos y algunos prestigiosos museos.


Waterloo, una ciudad marcada por la historia


Esta ciudad es especialmente conocida por ser testigo de la derrota de Napoleón en 1815. Esta fecha histórica marca la proyección turística de la ciudad, que en muchos de sus rincones rinde homenaje a la batalla que libró más de 200 años atrás.


Uno de los enclaves más conocidos es el Memorial Waterloo 1815, un museo que con sus atracciones hace revivir la batalla final que Napoleón perdió contra Wellington. A menos de 5 kilómetros de Waterloo, se ubica la Colina del León, una estatua emblemática que simboliza la Victoria del Duque de Wellington.


Más allá de los sitios históricos, el centro de la ciudad de Waterloo también es una zona ideal para los amantes de shopping y cuenta con más de 700 tiendas para ir de compras o disfrutar de una bebida.


Durbuy, un pequeño pueblo con encanto entre castillos


Uno de las características más identificativas de Valonia es que se trata de la ciudad más pequeña del mundo: solo se necesitan cinco minutos para caminar de un lado al otro de la propia ciudad. Durbuy tiene, pero, 41 municipios a su alrededor que suman 11.500 habitantes. Aunque sea la ciudad más pequeña del mundo, hay suficientes actividades para pasar unos días allí.


Los turistas de Durbuy pueden visitar el jardín de Topiario, que tiene más de 250 esculturas de plantas diferentes en el jardín en formas de elefante, cocodrilo o sirenas, entre otros. Para los amantes de la naturaleza, se pueden hacer caminatas en la zona de las Ardenas  y disfrutar de un día en familia, ya que Durbuy tiene su propio parque de aventuras en el medio del bosque.


Mons, el referente cultural de Valonia


La que fue Capital Europea de la Cultura en 2015, es una ciudad que destaca por sus museos de arte, ciencia e historia. Uno de los más destacados es el Mundaneum, un excepcional centro de archivo y espacio de exhibición, conocido por albergar 12 millones de registros bibliográficos. El hecho más curioso es que sus documentos se extenderían hasta 6 kilómetros si se colocaran uno al lado del otro.


Además, Mons también tiene un tesoro local reconocido por la UNESCO: la fiesta del dodou. Durante los meses de mayo y junio, en esta festividad se celebran tradiciones que se mantienen vivas desde el siglo VII, como el ritual de la batalla del dragón: se dice la persona que consiga un cabello de dragón durante la ‘lucha’, tendrá suerte para los próximos 365 días de su vida.


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