Aventúrate en Centroamérica de mano de su Patrimonio de la Humanidad
Viajes - Grandes Viajes


Aventúrate en Centroamérica de mano de su Patrimonio de la Humanidad
 


 
Antiguas civilizaciones y nuevas construcciones, mitos, leyendas y restos arqueológicos que dan testimonio del vigor de mundos perdidos, piratas y tesoros escondidos, parajes incomparables, bellezas naturales inéditas y una acumulación de flora y fauna imposible de ver en cualquier otro lugar del mundo; los lugares denominados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en Centroamérica hacen que el viajero se levante queriendo explorar como Jacques Cousteau y se acueste deseando haber sido el intrépido Indiana Jones.
 
El viaje por la región siguiendo los lugares más especiales y únicos de Centroamérica tiene muchos recovecos y visitas variadas. De norte a sur, la aventura comienza por Belice y el Sistema de Reservas de la Barrera del Arrecife de Coral, que celebra en este 2016 su vigésimo aniversario como Patrimonio de la Humanidad. Charles Darwin la describió como la barrera de coral más importante de las Indias Orientales y posee una excepcional belleza natural, sumada al hecho de contener algunos de los más importantes hábitats para la conservación de la diversidad biológica. Es el ecosistema más diverso del mundo y, teniendo en cuenta que se estima que sólo se han descubierto el 10% de todas las especies, hay muchos secretos aún por descifrar en el arrecife.


Guatemala y Honduras


Al otro lado de la frontera se encuentra la localización de la base rebelde de Luke Skywalker y sus amigos en La guerra de las galaxias. El Parque Nacional Tikal es una majestuosa joya arqueológica. Su principal atracción es la antigua ciudad maya de Tikal rodeada por la selva. Abandonada durante siglos, su existencia se consideraba solamente una leyenda indígena sobre una ciudad perdida. En 1848 la leyenda se desvaneció y hoy en día es uno de los mayores yacimientos arqueológicos y centros urbanos de la civilización maya precolombina.
 
Al sur de Tikal, en la frontera con Honduras, podemos visitar el Parque Arqueológico de Quiriguá, un yacimiento de tamaño medio también perteneciente a la antigua civilización maya, que se encontraba en la confluencia de varias importantes rutas comerciales. Conserva una impresionante serie de estelas y calendarios esculpidos que constituyen una fuente esencial de conocimientos sobre la historia de la civilización maya, incluyendo los monumentos de piedra más altos erigidos en el Nuevo Mundo.
 
Al oeste del país, la ciudad de Antigua, sede de la Capitanía General de Guatemala, fue fundada a principios del siglo XVI. Edificada a 1.500 metros de altura en una zona de sacudidas sísmicas, durante su desarrollo y esplendor fue conocida como una de las ciudades más hermosas de las Indias Españolas. Se construyó con arreglo a un trazado en damero inspirado en los principios del Renacimiento italiano y en ella destaca su bien preservada arquitectura española con fachadas barrocas del Nuevo Mundo, así como un gran número de ruinas de iglesias católicas. Fue designada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1979.
 
El imperio maya también tiene gran presencia en Honduras. Las Ruinas de Copán, descubiertas en 1570 por Diego García de Palacio, se consideran hoy en día la “Atenas de Los Mayas”. Los vestigios de la ciudadela y las imponentes plazas públicas son exponentes de las tres etapas principales de desarrollo de esta ciudad, antes de que fuese abandonada a comienzos del siglo X. La ocupación humana del sitio se extendió más de dos milenios, y la ciudad desarrolló un estilo escultórico distintivo dentro de la tradición de los mayas de las tierras bajas. En 1980 fue declarado Patrimonio de la Humanidad por UNESCO.
 
Al otro lado del país hondureño, en el este se encuentra la Reserva de la Biosfera del Río Plátano, que alberga uno de los escasos vestigios de bosque lluvioso tropical de Centroamérica. Su fauna y flora son abundantes y variadas. Fue declarada Patrimonio de la Humanidad en el año 1982 por su incalculable belleza natural. De acuerdo a la leyenda, una gran ciudad ancestral, la “Ciudad Blanca”, se ocultaba entre los árboles. Desde hacía décadas, arqueólogos y aventureros se habían adentrado en la selva a buscarla, sin mucho éxito. Al menos hasta el pasado año, en el que National Geographic estrenó un documental titulado La leyenda del dios mono, donde se mostraba el descubrimiento de vestigios arqueológicos de antiguas civilizaciones en el interior de la reserva. Un trabajo digno del mejor aventurero.
 
El Salvador y Nicaragua


El Sitio Arqueológico Joya de Cerén es un sitio precolombino que estuvo habitado al menos desde el año 400 por un pueblo agrícola tributario de San Andrés. Al igual que las ciudades romanas de Pompeya y Herculano, la comunidad agrícola prehispánica de Joya de Cerén fue repentinamente sepultada por una erupción del volcán Laguna Caldera hacia el año 600. Gracias a su perfecto estado de conservación, los vestigios de este sitio aportan un testimonio excepcional sobre la vida cotidiana de los agricultores mesoamericanos de esa época. Fue descubierto en 1976 y, en 1993, declarado Patrimonio de la Humanidad.
 
Tras El Salvador, la ruta nos lleva a Nicaragua, a las Ruinas de León Viejo. Durante tres siglos fue una ciudad generadora de mitos y leyendas. Todos decían que la considerada segunda ciudad más antigua de Nicaragua existía, pero nadie sabía dónde. Hasta 1967. León Viejo, uno de los más antiguos asentamientos coloniales españoles de América, había sido sepultado por la ceniza y la piedra volcánica. Hoy en día, las ruinas ofrecen un testimonio excepcional de las estructuras económicas y sociales del imperio español en el siglo XVI. Fue en 2000 cuando la Unesco las declaró Patrimonio Cultural de la Humanidad.
 
En la actual ciudad de León se encuentra su catedral, también conocida como Basílica Catedral de la Asunción de León o "Catedral de la luz". Es barroca colonial y fue construida entre 1747 y principios del siglo XIX con diseños del arquitecto guatemalteco Diego José de Porres Esquivel. Expresa la transición de la arquitectura barroca a la neoclásica y su estilo puede considerarse ecléctico. La tumba de Rubén Darío, padre del modernismo y considerado Príncipe de las letras castellanas, está en su interior, al pie de la estatua de San Pablo. En 2011, fue elevada a la categoría de Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
 
Costa Rica y Panamá


Al otro lado de la frontera con Nicaragua, en el oeste de Costa Rica, se encuentra el Área de Conservación Guanacaste (ACG) y abarca el Parque Nacional Santa Rosa, el Parque Nacional Guanacaste, el Parque Nacional Rincón de la Vieja, el Refugio de Vida Silvestre Iguanita y el Refugio de Vida Silvestre Bahía Junquillal. Fue inscrito en la lista del Patrimonio Mundial en 1999, y se amplió posteriormente para abarcar la zona de Santa Elena. Contiene juntos e integrados cuatro de los cinco ecosistemas principales del trópico: marino/costero, bosque seco, bosque nuboso y bosque lluvioso y es hogar de, aproximadamente, 335.000 especies de organismos terrestres, lo que equivaldría a un 2.6 % de la biodiversidad mundial.
 
Al suroeste del país, cerca de la Bahía de Coronado, se encuentran las Esferas de Piedras del Diquís, un grupo de más de quinientas petroesferas consideradas únicas en el mundo por su número, tamaño, perfección, formación de esquemas organizados y abstracción ajena a modelos naturales, aunque su fabricación, utilización y significado siguen constituyendo en gran parte un misterio. Los expertos consideran que este lugar constituye una adecuada representación de las sociedades precolombinas que habitaron esta zona del país, además de un testimonio de sus complejas estructuras políticas y sociales.
 
Descubierta por el navegante español Juan Cabezas en 1526, la Isla de Coco ha sido refugio de piratas y corsarios a lo largo de su historia y la leyenda cuenta que en su haber se encuentran escondidos poderosos tesoros. Se cree que tanto Daniel Defoe, para su Robinson Crusoe, como Michael Crichton para el Parque Jurásico original se inspiraron en sus impresionantes paisajes, y Jacques Cousteau la consideró la isla más bella del mundo. Está situada en el océano Pacífico y en 1997, la UNESCO la inscribió en la lista de Patrimonios de la Humanidad. Los fondos marinos del parque nacional son famosos y muchos submarinistas estiman que son los mejores del mundo para observar especies como tiburones, rayas, atunes o delfines.
 
El Parque Internacional La Amistad, también llamado PILA, fue creado por los gobiernos de Costa Rica y Panamá al reunir la Reserva de la cordillera de Talamanca y el Parque Nacional La Amistad, respectivamente, en una sola entidad. La ubicación geográfica de este sitio excepcional de Centroamérica –que conserva huellas de las glaciaciones de la Era Cuaternaria– ha facilitado el contacto entre la flora y la fauna de América del Norte y América del Sur. Talamanca también fue una zona de refugio para los indígenas que lograron huir de la represión de los colonizadores españoles. El aislamiento de la región y el rechazo a la presencia de los europeos hizo que conservaran casi intacto su modo de vida tradicional durante la colonia, y que aún mantengan muchas de sus costumbres.
 
Considerada una de las joyas naturales de Panamá, el Parque Nacional de Coiba, situado frente a su costa sudoeste, fue declarado Patrimonio de la Humanidad en 2005. La isla presenta varias especies endémicas, más del 80% de su territorio está cubierto por vegetación original, en sus playas llegan a desovar al menos 3 especies de tortugas marinas, tiene los arrecifes coralinos mejor conservados del pacífico panameño y un innegable valor paisajístico.
 
Las fortificaciones de la costa Caribe de Panamá (Portobelo y San Lorenzo), declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1980, constituyen un magnífico ejemplo de la arquitectura militar de los siglos XVII y XVIII. Formaban parte del sistema defensivo creado por la Corona de España para proteger el comercio transatlántico. Zona de piratas y bucaneros que contribuyeron a su existencia medieval, los fuertes de Portobelo (Santiago, San Jerónimo y San Fernando) se reconstruyeron con características neoclásicas en el siglo XVIII. El fuerte de San Lorenzo, tras numerosos ataques, destrozos y abandonos, fue reconstruido en el siglo XVIII y utilizado como prisión.
 
Durante los 152 años que duró la existencia de Panamá Viejo, la ciudad, emplazada en una zona originalmente ocupada por una comunidad indígena, se vio afectada por una rebelión del esclavos, incendios y un terremoto, pero fueron los propios españoles quienes la destruyeron en 1671 tras el devastador ataque del pirata inglés Henry Morgan.  De la ciudad original, considerada como el primer asentamiento europeo en la costa pacífica de América, quedan hoy varias ruinas que conforman este sitio arqueológico. El actual distrito histórico de Panamá está situado en una pequeña península cercana.  Su trazado, complejo, lleno de fortificaciones de inspiración renacentista y con manzanas de diferentes anchuras y tamaños, es un excepcional y probablemente único ejemplo de un planteamiento de una ciudad colonial en el siglo XVII en el continente. En 1997, el Distrito Histórico fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, y la inscripción se extendió en 2003 para incluir a la ciudad de Panamá Viejo.
 
Nuestra ruta termina, claro está, con el nexo natural entre Sudamérica y Centroamérica, el Parque Nacional del Darién. En 1981, la UNESCO  lo incluyó dentro de su lista de lugares Patrimonio de la Humanidad y en 1983 fue reconocido  Reserva de la Biosfera.  Habitan en él tres grupos indígenas precolombinos: los Wounaan, los Emberá y los Kunas. En él se pueden ver playas de arena blanca, litorales rocosos, manglares, marismas y bosques tropicales además de muchas especies endémicas. El parque cuenta con senderos naturales e históricos abiertos todo el año.
 
De norte a sur, este a oeste, Centroamérica, tan pequeña, tan grande, acoge ejemplos culturales y naturales de todas las maravillas que tiene que ofrecerle al mundo. La aventura espera.